TRIUNFAR EN NUEVA YORK
Nueva York es la tercera
ciudad más importante del Ecuador. En
ella habitan aproximadamente cuatrocientos ochenta mil de los seiscientos mil ecuatorianos
que inmigraron a los Estados Unidos. Un
dato interesante, porque junto con Londres, es una metrópoli símbolo del
capitalismo. Las empresas más
importantes están representadas en sus altos edificios. Las casas matrices podrían estar en cualquier
otra ciudad, pero el norteamericano quiere demostrar su éxito en esa urbe. Tiene un ritmo diferente. Todos caminan a mil por hora. Los neoyorquinos son entradores y es fácil
entablar una conversación. Se nota el
espíritu emprendedor.
En ciudades de países
desarrollados como los Estados Unidos, no es necesario leer las noticias
entrelíneas para descubrir cómo se modifica diariamente el entorno general. No existen políticos ofendiendo a una parte
de la población. Las reglas para hacer
negocios no cambian constantemente. Son
estables en el tiempo y se respetan. El
sistema judicial se encarga de eso en forma equitativa. Cualquier persona que
comete un acto ilegal es sancionada objetivamente. Nadie mete las manos en la justicia. El Presidente no castiga a los legisladores
que opinan diferente. Solamente
administra el poder ejecutivo. Son las
reglas que los empresarios necesitan para invertir. El dinero no conoce fronteras. Va donde lo tratan bien. Y cuando eso no ocurre, se fuga. No importa que le impongan un impuesto de
salida de divisas del 40 %. El capital
asume la pérdida y se desplaza hacia un nuevo destino que ofrezca las garantías
necesarias para obtener el retorno esperado.
No le interesa el discurso mentiroso. Las personas van donde todo es más
fácil. Donde la legislación facilita el
emprendimiento. Ecuador lo tiene
todo. Recursos naturales y capital
humano. Únicamente carece de
seriedad. Si la tuviéramos, no hubiera tantos
ecuatorianos trabajando en Nueva York.
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