EL TIEMPO LOS ALCANZÓ
El reciente debate entre Donald Trump y Kamala Harris, realizado el 10 de septiembre de 2024, presentó un contraste revelador con el debate de junio entre Trump y Joe Biden. En esa primera confrontación, Trump utilizó la táctica de atacar a Biden por su edad, una estrategia que, aunque pudiera resonar en ciertos sectores, olvida una realidad innegable: todos envejecemos. Este tipo de ataque no solo es poco ético, sino que desatiende el valor que la experiencia adquirida a lo largo de los años aporta a la toma de decisiones.
En el debate de septiembre, la situación se invirtió.
Trump, ahora en la posición de ser el candidato mayor ante Kamala Harris,
enfrentó la realidad de ser percibido como el mayor en el escenario político. A
pesar de que las capacidades de Biden han sido objeto de discusión, es
importante señalar que atacar a alguien simplemente por su edad es minimizar la
riqueza que trae la experiencia. Esta postura desconoce que el envejecimiento
también puede ser sinónimo de sabiduría y conocimiento profundo, elementos esenciales
para el desarrollo organizacional y colectivo.
En muchos países, incluido Ecuador, existe un patrón
de discriminación hacia los grupos etarios mayores. Esta tendencia ha llevado a
una exclusión injusta de estas personas en el ámbito laboral, desaprovechando
su valiosa experiencia. Los mismos líderes que impulsaron esta narrativa hoy
enfrentan las consecuencias de su propio discurso, al ver cómo el tiempo los
alcanzó.
La juventud, si bien aporta con vitalidad, a menudo
carece de la madurez necesaria para manejar situaciones complejas. Los jóvenes
pueden carecer de experiencia en la gestión emocional y en la toma de
decisiones estratégicas. El equilibrio es esencial, y la diversidad de edades
en posiciones clave en el gobierno y en las empresas es crucial para una
gestión efectiva.
Crear nuevas modalidades de contratos de trabajo también
nos permitirá evolucionar hacia una sociedad inclusiva que ofrezca
oportunidades a todos.
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