LOBOTOMÍA A LA DELINCUENCIA
El magnicidio de la semana pasada ha dejado a Ecuador en una situación crítica. Nos despertamos un jueves con un país diferente, uno que parece estar más dominado por la delincuencia organizada que por los buenos. Es crucial reconocer el desafío que enfrentamos: evitar que los criminales se adueñen del control total del Estado a través de vías democráticas. Ya han logrado tomar parcialmente el poder a través de legislaciones que promueven la inmovilidad burocrática y normas que benefician a los delincuentes.
Es el mismo
guion se ha desarrollado en otros países. La solución radica en crear
legislaciones en favor de las víctimas y el orden público. Esto implica limpiar
todos los poderes del Estado y trabajar para eliminar las brechas sociales.
Debemos intervenir para mejorar la práctica de deportes, cultura, educación y
salud, especialmente en los distritos más afectados. Es importante asegurarnos
de que la única alternativa para los niños no sea convertirse en sicarios o
futbolistas.
Este es un
trabajo en el que puede participar el sector privado junto con la academia, los
Gobiernos autónomos descentralizados y el Gobierno central, que es quien tiene
la competencia para imponer el orden. Solamente unidos y organizados podremos
avanzar. Pero antes de eso, tenemos el desafío de elegir sabiamente el binomio
presidencial, los asambleístas, para implementar un plan articulado desde ese
punto.
Es momento de
tomar medidas audaces y valientes. No podemos permitir que la delincuencia
organizada siga socavando nuestro país. Es hora de una lobotomía para eliminar
la inseguridad. La elección correcta de nuestros líderes políticos y la
participación ciudadana en el proceso electoral serán fundamentales. Ecuador
tiene el potencial de encontrar un mejor camino, pero solo lograremos esto si
nos unimos y actuamos inmediatamente.
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