CONDONACIÓN = CONDENACIÓN
La condonación de deudas está de moda en Ecuador. Más conocida como una de las demandas de los movimientos sociales que participaron en la violenta paralización del 13 de junio pasado. La plantean como “ayuda” para que los deudores de la banca pública y privada “reactiven sus economías” afectadas por la pandemia.
Como respuesta, la banca
pública condonó a 26 mil personas sus deudas hasta $3000 por $58.8 millones; pero
quienes firmaron el acuerdo y consiguieron esa condonación ahora exigen, amenazando
con nuevas protestas, la condonación hasta $10.000.
¿Perdonar obligaciones vencidas
por décadas es favorable para esos deudores? No, porque a los condonados se los
condena y etiqueta como “deudores morosos” para el resto de su vida. Es falso
que quien recibe el beneficio de la condonación podrá reactivarse y ser sujeto
de crédito. La dinámica de la economía apunta a colocar dinero (llámense:
préstamos, créditos, financiamiento) a quienes demuestren un comportamiento
crediticio adecuado y, sean, sobre todo, cumplidores de sus obligaciones.
Sería ideal que quienes
defienden a capa y espada la condonación de deudas conozcan que su propuesta no
genera resultados positivos. Impide que los
supuestos beneficiarios recuperen su credibilidad crediticia. Lamentablemente
puede más el transitar por el atajo de ser condonado que tomar el camino
responsable de cumplir con el pago de las obligaciones. Esa actitud envía el mensaje de un Ecuador
desigual, en el que el uso de la fuerza y amenazas de un sector logra
resultados ilegítimos y antitécnicos.
Existen soluciones legítimas y
técnicas, por ejemplo: BanEcuador ofrece un plan nacional de alivio financiero
para que los deudores reestructuren sus deudas de hasta $20.000 con hasta tres
años de gracia para que paguen su primera letra, y la posibilidad de que
mejoren su calificación crediticia (a categoría A1) en el buró del banco. Ese sí
es un programa de apoyo financiero que estimula la voluntad de pago, la
inversión y el desarrollo, y que resulta en apoyo concreto para la reactivación
económica de cualquier persona.
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