LIBRE COMERCIO VERSUS PROTECCIONISMO
Los puertos del Ecuador se
encuentran perfectamente ubicados para aprovechar los negocios que se pueden
realizar con los bloques comerciales de la Alianza del Pacífico, Asia y América
del Norte. Hoy más que nunca, los países
compiten por la inversión extranjera, por lo que tenemos que facilitar las
condiciones de inversión en favor de la economía del país.
El libre comercio es más
beneficioso para este propósito que cualquier sistema de protección. La
historia ecuatoriana lo ha demostrado. Cuando se han aplicado salvaguardias o
el modelo de sustitución de importaciones, que privilegiaron a cierta industria
nacional indispuesta a competir, se ha perjudicado al consumidor.
El Ecuador tiene una ventaja
competitiva importante: el dólar. Eso hace que cuando alguien invierte en
Ecuador, su dinero no se afecte por la devaluación. Se recibe la misma cantidad
de dólares a cambio de su inversión, más la rentabilidad del negocio.
El dólar es la moneda de uso
comercial internacional. Podríamos convertirnos en un proveedor global de
servicios para multinacionales, pero para lograr ese objetivo y fortalecer las
actividades económicas vigentes, dependemos de que la Asamblea Nacional cumpla
con su labor. Debe promulgar más modalidades de contrato de trabajo que
faciliten la contratación de personas que actualmente se siguen sumando al
desempleo.
También se requiere que la
función ejecutiva, a través del COMEX baje los aranceles para que la importación
de materias primas y maquinarias permita producir localmente con mayor
competitividad. Así, los consumidores
podríamos comprar productos importados y nacionales a mejores precios,
generando oportunidades de nuevos empleos e impuestos. El proteccionismo y el
exceso de impuestos causan lo contrario.
El Estado debe apoyar la
competitividad. Se debe permitir enfrentar esta situación extraordinaria en los
mercados internacionales en los que luchamos, estableciendo una política
comercial a largo plazo que mejore el bienestar nacional favoreciendo la
eficiencia, las economías a escala y los incentivos para la innovación.
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