FEDERALISMO
Desde febrero desaparecieron 150.000 empleos
adecuados. Son aproximadamente 13.334
millones los que se dejaron de vender.
Según el FMI, el PIB mundial caerá 3 % en el 2020. La perspectiva más
favorable para el Ecuador la presenta Goldman Sachs: - 5.7 % del PIB. Estos
indicadores son alarmantes y obligan al Estado a crear urgentemente las
condiciones para atraer inversiones extranjeras que permitan nuevas fuentes de
empleo sostenibles.
El fin último de la economía es beneficiar al
consumidor. Si el Gobierno decide gravar los productos con salvaguardias,
mantener aranceles elevados, anticipar o crear nuevos impuestos, el principal
perjudicado es el consumidor. Pierde poder adquisitivo y libertad para elegir.
Pero también pierde el Gobierno porque recaudará menos impuestos. Pierden las
industrias nacionales, los distribuidores, los medios de transporte, las
tiendas, los empleados y en general, toda la cadena productiva.
En tiempos de competencia global e interconexión
tecnológica, les va mejor a los países que son tolerantes, facilitan la
circulación de bienes y capitales, promulgan legislación orientada a
simplificar la contratación de trabajadores, favorecen el mantenimiento de los
negocios, la productividad y el ahorro privado mediante fondos de inversión.
Cuando los gobiernos de los países complican estos factores, se escapan los talentos
y las inversiones a los países que sí ofrecen estas ventajas.
La descoordinación de la gestión pública al enfrentar
el COVID-19 ha demostrado, una vez más, que el modelo centralista (unitario) no
funciona. Se necesita de verdadera autonomía en los niveles de gobierno. Los
fondos públicos deben estar cerca de los contribuyentes y son las autoridades
locales quienes conocen la problemática que les aqueja. No es un tema de
regionalismo, sino de eficiencia frente a los retos que enfrenta el país.
Propongo iniciar el debate para cambiarnos a un
sistema federal, que le permita a cada nueva división política promulgar
legislación con las ideas mencionadas en este artículo u otras, posibilitando
que sus habitantes alcancen la prosperidad cuando la respectiva división
política haga bien las cosas.
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