EL DEBATE

Es imposible que el organizador de un debate pueda entrar a la mente de los votantes para incidir en sus decisiones.  Cada elector es quien juzga el talento de los candidatos, no el facilitador, ni la moderadora.  El candidato es quien debe convencernos por qué debemos votar por él o por ella.

Se pudo haber invitado solamente a los candidatos que encabezan las encuestas, pero se invitó a todos, al contrario de lo que solicitaron los medios de comunicación que iban a transmitir el debate en virtud de la limitación del tiempo. 

Fue un acto cívico, democrático e inclusivo.  La Cámara de Comercio de Guayaquil consiguió difundirlo a nivel mundial por primera vez en la historia de una elección de la región.  Los últimos debates presidenciales de Perú, Argentina y Colombia, no fueron transmitidos fuera de esos países.   Los votantes ecuatorianos y el resto del planeta pudieron verlo o escucharlo en vivo y en directo desde cualquier lugar.

Era un evento privado, pero los estrategas de un partido político planearon que las barras irrumpieran  con violencia las seguridades del local.  Pensaron que su candidata iba a ganar el debate como si fuera un concurso de quién alentaba más. El debate estaba diseñado para ser transmitido al mundo a través de los medios de comunicaciones tradicionales y no tradicionales.  No para convencer a los asistentes, que solamente fueron un mil quinientos.  La mentalidad  tercermundista no les permitió comprender que las barras dañaban el evento y a su candidata.  Los demás partidos respetaron esa regla y obviamente se sintieron traicionados.

Las preguntas fueron neutras.  Vinieron de las redes sociales y fueron adecuadas para no agredir.  Prevaleció la inclusión frente a la exclusión.

Fue la primera ocasión en el que se realizaban preguntas diferentes sobre el mismo tema a cada candidato, para mantener el interés público.  Se logró el objetivo.

Los temas fueron todos los que se podían analizar durante una transmisión televisiva con tiempo limitado.  Sin duda, hay otros, pero estos fueron los que más les preocupan a los ecuatorianos.  ¿No son trascendentes temas sociales como  la seguridad, el consumo de drogas, la disminución del empleo pleno y el exceso de tributos que restan el poder adquisitivo a los ecuatorianos?

Los equipos de comunicación de los candidatos fueron informados con anterioridad a la fecha del debate que el derecho a réplica conllevaba la condición de haber sido aludido por otro candidato.  Los postulantes que atacaron a Lasso deberían haber ejecutado el ataque con precisión, pero no lo hicieron.  No tuvieron la puntería, ofreciendo la oportunidad de que el aludido tenga más tiempo al aire.  

Dalo lo comprendió y se abstuvo.  Los demás: tarde, durante el debate.  No estudiaron otros debates realizados recientemente en el continente.  El encuentro estaba estructurado para que se luzcan los postulantes con la mayor capacidad de comunicación de sus ideas y para presentarse a sí mismos.  Se desmoronaron moralmente porque notaron que la estrategia de las barras sin invitación, que no constaban en el reglamento notariado, o la alusión sin sagacidad, eran erradas.        
Los ecuatorianos agradecemos a los candidatos que cumplieron con su deber moral de exponer sus ideas y mostrar cómo las van a ejecutar.  Entendieron la importancia democrática de así hacerlo.  El cargo de presidente de la república implica la obligación de dirigir el destino del país hacia la prosperidad de nuestras familias.  Es una decisión vital la que debemos tomar en las urnas y ellos nos ayudaron con su presencia.  Hay que saludar eso.

Capítulo aparte fue la ausencia del candidato oficialista.  Estoy seguro que Correa habría tenido la solvencia de participar en el debate y definir.  No es estadista y está equivocado (según muestran los indicadores de su gobierno), pero tiene la capacidad de defender sus ideas.  Moreno no es igual.  Está acostumbrado a manejarse con la cancha inclinada y no tiene la habilidad ya disminuida de Correa después de una década rodeado de borregos.  Requerimos un presidente que pueda representar la tesis ecuatoriana en cualquier circunstancia.  Como dijo el candidato Correa en la primera edición del debate de la Cámara de Comercio de Guayaquil: “rechacen a aquellos que han rehuido permanentemente los debates”.


Comentarios

Entradas populares